11 Pasados los cuarenta días y las cuarenta noches, el Señor me dio las dos tablas de piedra; es decir, las tablas del pacto. 12 Luego el Señor me dijo: «Levántate y baja de aquí enseguida, porque ese pueblo tuyo que sacaste de Egipto se ha descarriado. Bien pronto se han apartado del camino que les mandé seguir y se han fabricado un ídolo de metal fundido».

13 También el Señor me dijo: «He visto a este pueblo y ¡realmente es un pueblo terco!

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